Cáncer de piel en Venezuela

La medicina ha demostrado que el cáncer de piel es uno de los más prevenibles y tratables cuando se detecta a tiempo. Sin embargo, en Venezuela, esa afirmación encierra una trampa: sí, es curable, pero no para todos. La mayoría de los especialistas coinciden en que el melanoma es letal, el carcinoma basocelular es frecuente pero controlable, y el diagnóstico precoz puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Pero en la práctica, el acceso a un dermatólogo, una biopsia o una simple consulta con dermatoscopio está limitado por la geografía, la burocracia o la escasez.

El doctor Perfetti advirtió “en Venezuela no existe un programa nacional de pesquisa para cáncer de piel, los pacientes dependen de su intuición, de una videollamada afortunada con un familiar en el exterior como fue el caso de don Antonio, diagnosticado gracias a su hija desde España o de campañas privadas que apenas alcanzan a unos pocos”.

Es ofensivo que una enfermedad con pronóstico tan positivo en sus etapas iniciales termine por condenar a quienes no tienen recursos para pagar una consulta o trasladarse a donde se concentran los centros oncológicos. Mientras algunos acceden a inmunoterapia de última generación, otros apenas consiguen un antibiótico para evitar infecciones tras una cirugía improvisada. El cáncer de piel, en Venezuela, se ha convertido en un espejo incómodo: refleja no solo la fragilidad de nuestros cuerpos expuestos al sol, sino la fragilidad de un país que necesita más campañas de prevención y apoyo institucional

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